domingo, 11 de julio de 2010

¡Cómo odio los domingos!

Domingo, no te doy la bienvenida.





Nada, estoy aburrida. Lo peor de todo es que estoy escribiendo a dos por hora por que intento no hacer ruido con el teclado y que se den cuenta que estoy en la computadora en vez de estudiando.
Realmente no estoy tan nerviosa por el final de mañana y me sorprende.. Seguramente porque ya se que no existe la más mínima chance de que pase.. Whatever.
Esta casa me hace mal, no pertenezco acá. Esto no es una familia.. y a veces siento que fui la culpable de desmembrarla..
Los domingos me afectan mucho, y más cuando son nublados y tengo mil cosas que hacer pero no hago ni una. Es el día perfecto para tirarme en la cama, ponerme los auriculares (siempre pensé que tendrían que llamarse audiculares) y escuchar música depresiva.. Escuchar una y otra vez running up that hill y llorar hasta deshidratarme.
En verdad no se ni lo que siento.. Creo que no siento. O que siento lo que se siente cuando ya no se siente.
Estoy hastiada de mi mente que me tiene oscilando entre de lo correcto y lo incorrecto constantemente. Ya mis textos no tienen un hilo conector de coherencia..

No hay comentarios:

Publicar un comentario